lunes, 16 de julio de 2018

Que orgullo y que felicidad


Que orgullo y que felicidad, llevar en mis venas aunque sea sólo una gota de la sagrada sangre de mi Señor Jesucristo. Mi bisabuelo materno, era León Kanh, un judío puro; mi abuela, Lidia Gallegos, hija de un judío; mi madre, Josefina Sandoval Gallegos, hija de una hija de un judío; Yo, hijo de ella, bisnieto de un judío puro. Por ley, aunque sea una gota de sangre de Jesús de Nazareth, hijo de una judía, su madre María. Él es un judío, por tanto, todos los judíos del mundo actual, de una u otra manera llevan su sagrada sangre, por eso me siento ufanado, orgullosísimo de llevar aunque sólo fuese una gota de su bella sangre, por eso para mi es mi Rey de reyes, mi todo, mi Señor de señores, el Rey del universo, mi poderoso de Israel. Bendito seas por la eternidad padre mío, bendito sea el pueblo israelí, los que están en su patria y toda su diáspora en el mundo. Siempre tendrán la bendición y protección de su hermano mayor, nuestro divino Jesús de Nazareth, el judío mas grande que ha existido en la tierra y ahora en el cielo.
Error, locura o blasfemia


El Papa Francisco, jerarca espiritual de setecientos millones de católicos, cometió el error, locura o blasfemia, de decir que Dios -se refería a Jesucristo-, tuvo un fracaso en su vía crucis hasta morir crucificado. Le hago ver a este Señor, por no decirle “bestia”, que nuestro Dios es perfecto y como tal, jamás ha cometido un error o fracaso. Sus sufrimientos terribles, inconcebibles, inimaginables, no fueron un error o un fracaso. Es lo que Él pagó por limpiar los pecados de la humanidad, cumplió su sagrada misión aquí en la tierra, ha derramado hasta la última gota de su sagrada sangre por salvar a toda la humanidad, de los pecados, aún de los suyos Papa Francisco. Discúlpeme la falta de respeto, pero a un hombre como Usted, no lo puedo respetar. En la próxima vez que Usted se refiera al poderoso de Israel, al primogénito y unigénito hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo, hágalo con mas decoro y respeto.