domingo, 3 de junio de 2012

A MI Tío BETE.

“Miguel Silvestre Sandoval Gallegos”. Mi muy querido Tío, quiero que sepas que desde que tengo uso de razón, hasta esta fecha, te e considerado mi héroe, tu me enseñaste a disparar con armas de fuego, porque de niño la única arma de mi propiedad fue la escopeta bruja, (Una escopeta de taco que yo fabrique.), Y a tu lado me hice cazador, Recuerdo que a las tres de la madrugada me levantabas en Lourdes, para que nos fuéramos de casería a la montaña de los monos, a Loma Larga, o a las Montañas de Talnique; Los domingos que llegábamos nos decían los campesinos, ya pasaron en la mañana los García, y llevaban uno o a veces dos venados, y nosotros pegábamos las grandes remadas, y a veces no matábamos ni mierda, Los cazadores siempre me esperaban, al niño como ellos me llamaban, pues por profundo que fuera el barranco, donde caía el animal, siempre yo lo iba a traer, recuerdo que el día que mi madre y los pelones de la correccional de los hermanos Somascos, de la “CEIBA”, me llegaron a traer porque me les había escapado, tu y mi papa Miguel, mi muy querido abuelo, no permitieron que me llevaran, en tercer grado de primaria yo estaba; Pues de llevarme de regreso me iban a torturar, yo ya había visto esos castigos, en el centro de la correccional, había una cancha como de una manzana encementada, a las doce del medio día, cuando el sol estaba mas fuerte, los hacían correr alrededor descalzos y desnudos, y cuando ya no podían correr los azotaban con un acial de cuero, los arrastraban hasta que vomitaban, y caían desmayados, en esa época no existían los derechos humanos, y todos los internos observando para que les quedara como ejemplo, por si tenían la intención de escapar, mi abuelo se trabo un revolver treinta y ocho especial en la cintura sin camisa, se puso en la puerta de entrada, y extendió los brazos y les dijo, para llevarse a mi nieto sobre mi cadáver tienen que pasar, y tu agarraste un gran puñal, que no se si todavía lo tendrás, y me dijiste: “escóndete debajo de esta mesa tavito”, yo te dije: “Mejor me voy a esconder al cafetal”, Tu me dijiste Visiblemente enfurecido, Pues tienes el mismo carácter de Papa Miguel, calmados pero ya encachimbados no le tienen miedo a nada : “No, aquí no mas!!!, de aquí nadie te saca”; Aun con mi miedo me sentí tan feliz porque me estaba protegiendo mi “Dios”, (Mi abuelo), Y Tu Mi Tío (Mi San Miguel Arcángel), Sentí que nadie me podía tocar, nadie me podía causar daño, cuando yo ya tenia catorce años, me volviste a defender, cuando trabajaba en los sembradillos de tabaco, las tabacaleras del coronel castillo, en cuyagualo; Lázaro un joven de diecinueve años, me tiro siente machetazos, y todos me los quite con un chuzo que tenia en mis manos, Pues con el trabajaba haciendo cuarenta hoyos de tres cuartas de profundidad en talpetate, por lo que recibía el salario de dos colones con veinticinco centavos diarios, por miedo me salió una chiripa y le pegue un gran chuzazo en el corazón y quedo tirado echando espuma por la boca, pegue la guinda y me zafe, tu siempre me acompañabas con tu treinta y ocho especial, Porque mi papa Miguel siempre que uno de sus hijos tenia problemas le daba el revolver que le había dado el director de la guardia nacional (Su sobrino, El Coronel Eduardo Casanova Sandoval),”El chato Casanova”; Me acompañabas para protegerme pues te había contado un compañero de trabajo que le decían cuarto de litro (Por chiquito), que los parientes de “Lázaro”, habían jurado que me iban a matar, por eso siempre me cuidaban Tu y mi Tío Pedro, Y siempre viajaba en el tractor de Lourdes a Cuyagualo, y casi siempre acompañados de la “Chitona”, la hoy esposa de mi Tío Pedro, siempre pasaba los fines de semana en Lourdes colon contigo, “Monchito”, “Mama Lidia y Mi Papa Miguel”, Tu eres una persona tan especial para mi, porque aparte que siempre me defendiste, me prestabas el fusil .22” Winchester, que “Don Chente”, te había prestado, el fusil .22” Remington semi automático que compraste, para que fuera a matar garrobos, conejos y de voladas gavilanes, a la machorra que estaba frente a tu casa, recuerdo que un sábado por la tarde, como a las dos PM, llegue a Lourdes, y me acompañaste a tirar, con nosotros iba mi Tío “Monchito” a la machorra; Y cuando llegamos de nuevo a casa, mi abuela Mama Lidia, con la nariz doblada hacia un lado me dijo: “Mira Tavito, mucho te quiero aquí tenes treinta centavos para el bus, ándate a la mierda”, ”Estos cabrones, refiriéndose a ti y a mi Tío Monchito, cuando vos venís por acompañarte, ya no me cuidan la tienda”. Pues un indio hijueputa “Ladrón”, delante de ella le robo tres bolas de jabón Victoria y tres Cumas, y no hubo un hombre que se le enfrentara, pues todos andábamos matando garrobos en la machorra; Una vez ya hombres los dos me dijiste que tu a todos los niños pobrecitos y mal vestidos, siempre les dabas algunas monedas, porque te acordabas de mi cuando estaba chiquito y andaba vendiendo en los mercados, por todo esto y mucho mas siempre serás otro de mis héroes, mi muy querido Tío Bete; Dios me guarde de que alguna vez yo te quisiera causar daño, aunque nos quieran echar al pleito, yo nunca te levantaría la mano, porque aunque te trate de vos te respeto como mi Tío. F. Verga Vila “El guanaco”.

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